Dado que avanzamos en tecnología nos viene bien recordar a Miguel de Unamuno, en su famoso ensayo El pórtico del templo de 1906, en el mismo año en que la Fundación Nobel reconoció la labor de Ramón y Cajal, acuñó su célebre frase de “que inventen ellos”, siempre citada al hablar de la ciencia española a lo largo de todo el siglo XX, y que por su trascendencia a la hora de programar, diseñar y evaluar la política científica española.
¡Que inventen ellos! (El pórtico del templo, M. de Unamuno, 1906)
En este ensayo conversan Sabino y Román que, según algunos críticos, son, respectivamente, símbolos de la razón científica y del deseo de fe religiosa del propio autor. Para otros, el autor está representado por Román, y Sabino es simplemente una excusa para exponer su teoría. Sin entrar en ninguna controversia filosófica, a continuación se transcribe el texto seleccionado:
ROMÁN – ¿Que nada hemos inventado? Y eso, ¿qué le hace? Así nos hemos ahorrado el esfuerzo y ahínco de tener que inventar, y nos queda más lozano y más fresco el espíritu...
SABINO – Al contrario. Es el constante esfuerzo lo que nos mantiene la lozanía y la frescura espirituales. Se ablanda, languidece y desmirría el ingenio que no se emplea...
ROMAN – ¿Que no se emplea en inventar esas cosas?
SABINO – U otras cualesquiera...
ROMAN – Ah! ¿Y quién te dice que no hemos inventado otras cosas?
SABINO – ¡Cosas inútiles!
ROMÁN – Y ¿quién es juez de su utilidad? Desengáñate: cuando no nos ponemos a inventar cosas de esas, es que no sentimos la necesidad de ellas.
SABINO – Pero así que otros las inventan, las tomamos de ellos, nos las apropiamos y de ellas nos servimos; ¡eso sí!
ROMAN – Inventen, pues, ellos y nosotros nos aprovecharemos de sus invenciones. Pues confío y espero en que estarás convencido, como yo lo estoy, de que la luz eléctrica alumbra aquí tan bien como allí donde se inventó.
SABINO – Acaso mejor.
ROMÁN – No me atrevía a decir yo tanto...
SABINO – Pero ellos, ejercitando su inventiva en inventar cosas tales, se ponen en disposición y facultad de seguir inventando, mientras nosotros...
ROMAN – Mientras nosotros ahorramos nuestro esfuerzo.
SABINO – ¿Para qué?
ROMAN – Para ir viviendo, y no es poco.
………..
(Y el diálogo continúa con Sabino acusando a Román de exponer en sus argumentaciones únicamente “pretextos de ociosidad”, y éste último procurando defenderse de tales acusaciones.)
Dada la gran rapidez con la que avanza la tecnología "Web 2.0 o 3.0" y se relaciona en nuestras vidas personales y profesionales, solo nos queda improvisar, aprender y adaptarnos a esta sociedad del conocimiento, a los que carezcamos de condiciones y conocimientos profesionales para inventar, pero no nos vale ser como Roman quedarnos a la espera de que otros inventen y ocupen nuestro lugar.
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